En el campo de la salud mental hay un creciente impulso a las prácticas participativas. Además de la apertura de los contextos asistenciales a estos enfoques, los movimientos en primera persona, activos a nivel internacional desde la década de los años 60, han facilitado procesos como la desinstitucionalización psiquiátrica. Más recientemente, surgen los conceptos de empoderamiento, resiliencia y recuperación. Todos estos conceptos han ayudado al avance de un modo de atención más personalizada y enfocada a la prevención. Sin embargo, hasta hace muy poco no se contemplaban de manera sistemática las preferencias del paciente para la toma de decisiones compartidas con respecto a los tratamientos en el ámbito de la salud mental.
En cuanto a la evidencia de esta aproximación, un metaanálisis evidencia la preferencia de los usuarios por tratamientos psicológicos por encima de farmacológicos, y un estudio muestra que respetar las preferencias de los usuarios con depresión en cuanto a la preferencia por el uso de fármacos o psicoterapia mejora los resultados independientemente de la dirección de la elección. Estos resultados se replican en el ámbito de las preferencias por los focos de tratamiento dentro de la psicoterapia. Además de mejorar los resultados, el respeto por las preferencias del paciente aumenta la satisfacción y la adherencia al tratamiento.
El campo de la bioética ha resaltado la importancia de respetar y promover la autonomía de todos los usuarios y ha desarrollado un gran debate sobre las decisiones compartidas. Reconociendo esta importancia, algunos autores de medicina legal están promoviendo el paso del consentimiento informado a la participación informada sobre alternativas terapéuticas.
En este momento de crecimiento del fomento de la toma de decisiones compartidas y respeto a las preferencias del paciente creemos necesario evaluar cuál es la realidad y los posibles obstáculos en el contexto catalán. En esta presentación abordaremos dos preguntas: ¿Cuál es la realidad respecto de la incorporación de las preferencias en la toma de decisiones en los servicios de salud mental catalanes? ¿Qué obstáculos hay para su incorporación?