Recientemente, el movimiento de la recuperación en salud mental, entre otros movimientos transformadores, ha empezado a fomentar la ciudadanía, tanto como herramienta de participación como de intervención terapéutica, y la prescripción social para ampliar la gama de opciones terapéuticas de la práctica de salud primaria y mental. Este proceso se ha realizado mediante el fortalecimiento de los vínculos entre los servicios de salud y los recursos comunitarios. Percibimos una necesidad de incrementar la participación de la sociedad civil, particularmente de los movimientos en primera persona, para una atención centrada en los derechos y respetuosa con los valores de los usuarios.